En la antesala de una entrevista
Las manos transpiran, las rodillas se mueven incansablemente al movimiento de las piernas. Los ojos se cierran y buscan desesperados, algún rincón para ocultarse. La frente brilla más de lo común y una, lenta y visible gota de transpiración corre por la mejilla; quieres detenerla pero alguien o algo, te lo impide. La boca está seca a pesar de todo el líquido que has tomado. El corazón lucha por salir y las palpitaciones se aceleran. Las manos se entrelazan; una y otra vez, se suelta y vuelven a entrelazarse, es el baile melodioso de la ansiedad.
Están a punto de llamarte; sólo estás tú y los deseos de correr surgen más fuertes. Escucho mi nombre y todo se paraliza, se oscurece y…después, ese terrible griterío del silencio. Todo ha terminado. Hace una hora que sigo clavado en el asiento. No hay nadie. Todos se han ido y no pude levantarme ni mover ningún músculo.
Imaginario, irreal; quizás muchos han pasado por esa terrible situación, casi traumática de una entrevista. Pero, ¿cuál es el problema? Focalizar intensamente, la necesidad de volcar todo una historia a una entrevista; puede provocar, el terror y la frustración.
Una entrevista, es la esencia del encuentro entre dos personas que buscan algo en común. Ambos quieren lo mismo; sólo que desde perspectivas diferentes. Ambos quieren, satisfacer la necesidad de ocupar un puesto de trabajo; uno lo ofrece y el otro aspira a ese ofrecimiento.
Objetivar la entrevista, es encontrarse con uno mismo. Se respira lentamente y profundamente, hasta que el latido del corazón es coherente con la serenidad y quietud del pensamiento. Nada se detendrá en la entrevista. Nada dejará de ser lo que es. Es la posibilidad infinita de seguir buscando. Es la posibilidad infinita de seguir aprendiendo.
La verdad es que la espera en la recepción de cualquier empresa para entrar a una entrevista de trabajo es un momento, cuanto menos, de incertidumbre.
En función de la personalidad de cada uno se puede sobrellevar perfectamente o, si te hacen esperar mucho, acabar más nervioso de lo que se está de por si…
en fin,,,,
como todo en esta vida, a hacer entrevistas con éxito se aprende haciendo muchas en las que no se obtuvo suerte….
Así pues… antes de cualquier entrevista, respirar hondo, valor y al toro!! 😉
Me gustaría decir que todos hemos participado en entrevistas de trabajo. Es irremediable que en las primeras estes muy nervioso y angustiado pero hay que tener una cosa clara……..al final te haces un experto y sabes exactamente potenciar tus puntos fuertes y defender los débiles. Asi que no desesperes que la primera es difícil pero con la experiencia te convertiras en un excelente vendedor de ti mismo.